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viernes, 22 de junio de 2018

Historia: Renault 4CV


El  Renault 4CV (o 4/4 como se le conocía popularmente) es un modelo crucial en la historia de la marca francesa, fue el encargado de volver a motorizar Francia (junto con el Citroën 2CV) después de la devastación producida por la Segunda Guerra Mundial.

Renault lo presentó en octubre de 1946 pero hasta agosto de 1947 no empezó a salir de la cadena de montaje rumbo a los puntos de venta. El desarrollo del Renault 4CV estuvo marcado por la invasión alemana de Francia, las fábricas se dedicaban a la fabricación de armamento y municiones pero la tozudez de algunos responsables franceses y cierta complacencia por parte del mando alemán responsable de la factoría, hicieron posible que el modelo viera la luz después de la guerra.
En España FASA se encargó de su fabricación bajo licencia a partir de 1953, por lo que es el primer automóvil (junto al SEAT 1400) que se fabricó en gran serie en nuestro país después de la Guerra Civil.

Es importante destacar que el Renault 4CV estaba inspirado en el Volkswagen Escarabajo y que, incluso en su desarrollo final, contó con la colaboración de Ferdinand Porsche (lo que no está muy claro es si fue una decisión voluntaria por parte de éste). Estuvo en producción hasta 1961, año en el que fue sustituido definitivamente por el Renault Dauphine, que ya estaba a la venta desde 1956. En España su producción cesó en 1959.

Se trataba de un vehículo de tamaño recortado pero dotado de 4 puertas (las delanteras se abrían en el sentido de la marcha) y con espacio suficiente para cuatro ocupantes razonablemente desahogados, en consonancia con el Citroën 2CV y con el Volkswagen Escarabajo, pero alejado de las estrecheces del SEAT 600, el Fiat 500 o el MINI. Medía 3,61 m de largo, 1,43 m de alto y 1,47 m de alto, con una distancia entre ejes de 2,10 m. El motor, situado en la parte trasera, se mantuvo prácticamente inalterable durante su vida comercial, sólo tuvo un aumento de potencia de 17 a 21 CV. Era un 4 cilindros de 747 centímetros cúbicos que rendía, en su versión más potente, 21 CV norma SAE a 4.100 rpm, la velocidad máxima se quedaba en unos modestos 90 km/h y su consumo medio en unos (sorprendentes para la época) 6 litros a los 100 km. Aún así tenía un funcionamiento agradable e incluso alegre gracias a los acertados desarrollos de su cambio de 3 velocidades, pero sobre todo debido a su contenido peso de 585 kg (lo mismo que un 600 que era medio metro más corto). La instalación eléctrica era de 6 voltios, los frenos de tambor a las 4 ruedas, la refrigeración por líquido pero en circuito abierto (sin vaso de expansión), la dirección era de cremallera y las suspensiones independientes en las cuatro ruedas. Toda esta implantación mecánica fue la base, con sus debidas modificaciones y mejoras, de los Renault ‘todo atrás’ hasta 1976.

En el interior hubo algún cambio reseñable durante su vida comercial, el principal fue el cambio de ubicación del cuadro de instrumentos de estar en el centro del salpicadero a situarse, en una posición más común en los años siguientes, delante del conductor. En el exterior los cambios fueron todavía más discretos, se cambiaron las tiras cromadas del frontal (o bigotes) de seis finas a tres más gruesas y se suprimió la toma de aire exterior que había bajo el parabrisas. En el maletero (recordemos que estaba situado delante) se modificó la posición horizontal en la que se ubicaba la rueda de repuesto para alojarla en posición vertical en la zona más avanzada del portaequipajes.

Se fabricaron más de 1.100.000 unidades en 14 años, de las cuales casi 30.000 fueron en España, siendo uno de los pocos automóviles de la época que se fabricó en Japón bajo la denominación Hino 4CV. En España FASA lo fabricó de 1953 a 1959, como hemos señalado antes, no sin tener muchas dificultades burocráticas para hacerlo en gran medida por el favoritismo institucional por la recién nacida SEAT, pero el Renault 4CV tiene el honor de ser el primer vehículo fabricado en Valladolid y el de ser el primer coche medianamente serio que los españoles de los años cincuenta podían permitirse comprar, ya que nuestro exitoso y querido SEAT 600 no se comercializó hasta 1957.

 

Aunque no era un coche ni remotamente deportivo sí que tuvo un palmarés en competición reseñable. En 1948, por ejemplo, cinco 4/4 privados obtuvieron los primeros puestos de su categoría en la subida al Mont Ventoux y en 1949 un 4/4 ganó su categoría y quedó 14º en la general en el Rally de Montecarlo. Esto llevó a la Regie Renault a desarrollar una versión sport que se denominó 1063 la cual, con algunas modificaciones en el motor pero sin subir la cilindrada, rendía 38 CV que junto a sus 530 kg y la caja de cambios de 4 ó 5 velocidades, conseguía unas prestaciones más que honestas. También las suspensiones se retocaron en esta versión que no se fabricó en España.