Los vehículos comerciales siempre han tenido peso en la
historia de Citroën. En nuestro país en concreto la fábrica de Vigo empezó su
actividad fabricando la Citroën AZU que fue el primer vehículo de la marca
comercializado aquí por la filial española de Citroën. A día de hoy la
actividad fabril incluye la fabricación del Citroën Berlingo.
Nuestra protagonista, la Citroën Dyane 6/400 es la sustituta
de la AKS 400 y, al igual que el Dyane 6 respecto al 2CV, no supuso una gran
ruptura con su antecesora.
La parte delantera era igual a la del Dyane berlina excepto
que el techo era más alto, fijo y
metálico lógicamente. La parte dedicada a la carga era prácticamente la misma
que en la AKS. Contaba con una capacidad de carga neta de 400 kg. ideal para el
reparto urbano y de cercanía.
Interior y equipamiento
El interior de esta furgoneta tiene, debido a la total falta
de revestimiento interior, un par de características muy marcadas. Es un horno
absoluto en verano y un congelador muy potente en invierno, si a esto sumamos
sus asientos revestidos de escay el panorama se vuelve cuanto menos entretenido
sobre todo en verano.
El equipamiento sorprende con tres elementos no muy comunes
en los coches austeros de la época: Tiene botón de ‘warning’, indicador de
falta de líquido de frenos y reglaje de la altura de los faros desde el
interior. Por lo demás carece de todos los elementos de confort y lujo de
cualquier vehículo coetáneo con la excepción del Renault 4/4F o el SEAT Panda.
El interior es muy estrecho pero no hay problemas de altura
ni de espacio para las piernas. Los pedales están bien situados pero el volante
queda muy horizontal, tipo camión. Los mandos quedan en general muy a mano,
mucho mejor en cualquier caso que en un Citroën 2CV. El mando del freno de mano
y la palanca de cambios están incrustadas en el tablier, lo que palia en parte
la estrechez antes referida.
Motor, prestaciones y consumo
Aunque con el ‘downsizing’ ya no nos sorprendan las bajas
cilindradas moviendo todo tipo de coches, lo cierto es que la capacidad (que no
la potencia) del motor de nuestra Dyane es más propia de las motos que de los
coches.
Con solo dos cilindros y 602 centímetros cúbicos este pequeñín
desarrolla 31 CV a 5.750 rpm y un par máximo de 41,2 Nm a 3.500 rpm todo bajo
normas DIN. Se refrigera por aire y aceite (con radiador) y dispone de un
carburador de doble cuerpo para alimentarse. La velocidad máxima oficial es de
96 km/h y su consumo se sitúa entre los 7 litros y los 9 a los 100 km en
carretera y ciudad respectivamente. Su autonomía está bastante limitada por los
25 litros de capacidad de su depósito de combustible.
Prueba dinámica
La conducción de un Citroën bicilíndrico rompe con muchas de
nuestras rutinas al volante de un automóvil. Su baja potencia y par, junto con
su peculiar arquitectura de solo dos cilindros, provoca que el uso del cambio
adquiera casi la categoría de arte si no queremos arrastrarnos por la
carretera. Cuando veamos una cuesta, la tercera velocidad (15 km/h a las 1.000
rpm) ya debe estar insertada para perder la menos velocidad posible y mantener
el ritmo. Si hablamos de subir un puertecito entonces el uso de la segunda será
mayoritario y no veremos el velocímetro pasar de los 50 km/h.
Aún así lo peor seguramente sea la lucha contra el enemigo
invisible, el viento en contra. Es esas circunstancias veremos que la cuarta no
gana velocidad ni aunque tengamos ligeras pendientes a favor, lo que se vuelve
algo frustrante. Esto tiene su recompensa si circulamos con el viento a favor,
entonces veremos como nuestra furgonetilla llanea a 110 km/h sin mucho esfuerzo
o sube en cuarta (21 km/h a las 1.000 rpm) cuestas en las que normalmente
usamos la tercera.
El comportamiento de este comercial es prácticamente igual
al del Dyane 6. Sorprende el agarre en curva media y grandes rotondas sin malos
modos ni sorpresas. En curva lenta si resulta más subvirador debido a su mayor
altura pero de forma muy progresiva. Destacan mucho las espectaculares
inclinaciones de la carrocería a poco que le provoquemos en una curva.
Los frenos son de disco en el eje delantero (situados a la
salida de la caja de cambio) y de tambor los traseros. Proporcionan una frenada
potente y progresiva pese al tacto algo duro del pedal de freno. La dirección
de cremallera es algo pesada en parado pero muy satisfactoria una vez en
marcha.
La visibilidad delantera y lateral es buena y la trasera
aceptable, pero en tres cuartos trasero es mala (pese a la ventana lateral de
esta versión) debido a la naturaleza de este vehículo. Tampoco los pequeños
retrovisores exteriores proporcionan gran ayuda, pero es mucho mejor que no
tenerlos. La iluminación es mediocre con la luces de cruce y aceptable con las
de carretera, las ráfagas son de cruce incompresiblemente. De la sonoridad
mejor ni hablar en un coche sin ningún tipo de material insonorizante ni
aislante, simplemente resulta imposible conversar a más de 60 km/h.
La calefacción resulta potente y rápida siempre que, si el
invierno es duro, le montemos la bufanda a la calandra delantera. Los asientos
resultan cómodos en desplazamientos cortos pero debido a su simpleza
estructural, no sujetan nada lateralmente y cansan en recorridos largos.
Opinión del probador
En este caso mi opinión de vale gran cosa puesto que soy un
enamorado de esta furgoneta. Le perdono todos sus defectos y disfruto mucho de
sus simples virtudes. Como iniciación en el mundo de los clásicos de Citroën es
buena opción ya que se cotiza por debajo del 2CV, el Ami 6 o el Citroën 8 pero
mantiene gran parte de sus virtudes. Además puede sernos útil en caso de hacer
alguna visita a cierta tienda con origen en la península escandinava.
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